Pero estas 8 palabras dicen mucha cosa:
“Es un organismo...”
Organismo significa que está formado por órganos (que, en muchos organismos complejos forman sistemas de órganos; por ejemplo, el sistema nervioso); estos órganos están formados por tejidos; que están formados por células.
“...de la especie Homo sapiens”
Por un lado significa que nuestro cuerpo es diferente a todos los demás cuerpos de seres vivos.
Pero también quiere decir que compartimos características con un montón de seres vivos.
Imagínate que tienes ante ti un enorme fichero o archivo y quieres encontrar una ficha o tarjeta que diga “Homo sapiens” y que tenga las características que hacen a nuestra especie distinta de todas las demás especies de seres vivos. ¿Me acompañas?
Hay 3 enormes carpetas; ya sé que la ficha “Homo sapiens” debe estar en la carpeta titulada “EUCARIONTES”. Todas las carpetas tienen una etiqueta con el nombre, y otra etiqueta más grande con las características que diferencia a esa carpeta de las otras. Esta carpeta llamada “EUCARIONTES”, en la etiqueta de características dice “seres vivos que están formados por células que tienen núcleo bien diferenciado, además de otros compartimientos”. Abro esta carpeta, me encuentro con varias; una de ellas se llama “REINO ANIMAL”; seguro que ahí estará la ficha que busco. La etiqueta de características dice: “Eucariontes formados por muchas células; células sin pared celular ni cloroplastos; casi todos forman tejidos”.
A muchos les gustaría que hubiera otra carpeta titulada “REINO HUMANO”. Pero los biólogos (los científicos que estudian los seres vivos), o tienen pocas “carpetas”, deben ahorrar en carpetas; o no han creído conveniente crear un reino aparte para nuestra especie. ¿Será que nos creemos más distintos de lo que somos (al menos biológicamente)? ¿Cómo nos clasificarían unos extraterrestres muy inteligentes que vinieran a estudiar los seres vivos del Planeta Tierra?
Bueno, seguimos buscando la ficha “Homo sapiens”. Abrimos la carpeta “REINO ANIMAL” (en realidad las carpetas están escritas en latín, pero para no complicarnos, lo digo en español). Encontramos muchas carpetas con nombres que nunca había visto y que me cuesta pronunciar aunque estuvieran en español. Lo bueno es que, ya que estamos imaginando, imaginemos que tenemos al lado nuestro un encargado del fichero que nos ayuda cuando nos desorientamos, cuando no sabemos “para dónde agarrar”. Este encargado nos sugiere abrir una carpeta llamada “CORDADOS”. En la etiqueta de características dice: ”con cuerda dorsal cartilaginosa”.
El encargado aprovecha a explicarnos una cosa importante: -hasta ahora en tu búsqueda abriste la carpeta “EUCARIONTES”, la “REINO ANIMAL” y la “CORDADOS”. Y como una carpeta está dentro de la otra, podemos usar la lógica: “todos los cordados son animales” (porque la carpeta “CORDADOS” está dentro de la carpeta “EUCARIONTES”), “todos los animales son eucariontes” (porque la carpeta “REINO ANIMAL” esta dentro de la carpeta “EUCARIONTES”). Y si la ficha de nuestra especie está en la carpeta “CORDADOS”, hasta ahora en nuestra búsqueda somos EUCARIONTES/ ANIMALES/ CORDADOS. O sea, estamos “formados por células con núcleo diferenciado/ con células sin pared celular ni cloroplastos; forman tejidos/ con cuerda dorsal cartilaginosa” ¡Tanta cosa en 3 palabras! Esas palabras feas y difíciles de recordar que usan los científicos, sirven para “guardar” en forma ordenada un montón de ideas precisas. Se nos haría tan cansador ir entendiendo los conocimientos científicos si no existieran esos términos “feos”.
-¡Pero yo no tengo una cuerda cartilaginosa en la espalda! ¡Tengo una columna vertebral!- le digo al encargado para que vea que yo también sé. Pero él me mira con paciencia, y con una amable sonrisa me cuenta que cuando yo todavía no había nacido y me estaba formando en el útero de mi madre, antes de tener columna vertebral, tenía esa cuerda cartilaginosa. O sea, la cuerda fue sustituida por la columna.
Al abrir la carpeta “CORDADOS”, me encuentro con varias; una de ellas (la más gruesa) se llama “VERTEBRADOS”. ¡Ahí estamos nosotros! Ahí están todos los cordados que han sustituido su cuerda por una columna de huesos llamados vértebras.
Eran tantas carpetas y nombres difíciles y el encargado me vio medio cansado. Entonces me preguntó: -¿tú cuerpo tiene siempre la misma temperatura (aproximadamente)?- No supe que decir. Abrió la carpeta de los vertebrados que tienen cuerpos con temperatura constante (antes le llamaban “sangre caliente”) y, adentro de esa carpeta habían 2: “AVES” y “MAMÍFEROS”.
-¿Tienes plumas?- me preguntó. –No-.
-¿Tienes dientes?-. –Sí-.
-¿Tienes mamas?- ¿Qué?
-Tienes glándulas mamarias pero no se te han desarrollado por faltarte hormonas femeninas por ser varón-. -¡Ah, sí!- le dije como si entendiera bien lo que me dijo.
-Entonces eres mamífero-. Y abrió la carpeta “MAMÍFEROS”.
-¿Huevo, marsupio o placenta?-. -¿Cómo?-.
-¿Tú madre puso un huevo contigo adentro, te guardó en un saco abierto cuando eras un embrión, o te nutrías por la placenta?-. -Eh... ¿por la placenta?- le dije con miedo de equivocarme.
-¡Claro!- me dijo y me sonreí aliviado. (Quise escribir “sonrreí” pero el corrector ortográfico de Word me avisó que estaba mal.)
Abrió la carpeta “PLACENTARIOS”. Había muchas carpetas adentro. -¿Falta mucho?- le dije, ya medio arrepentido de haberme puesto a buscar una cosa que ya ni me acuerdo qué era.
-No. Ya estamos por llegar- me contestó. Me miró los dedos, los ojos y las uñas y, sin decirme nada, abrió la carpeta “PRIMATES”.
-No tenés cola- dijo en voz baja. -¿Qué dijo?- le pregunté con un tono medio agresivo. –Que no tienes una prolongación de la columna vertebral posterior al ano-. –Ahhhhh... que te recontra)-.
Bueno, abrió la carpeta “SIN COLA”. Luego abrió sin decirme nada otra carpeta que decía “HOMÍNIDOS”. Y, otra vez con amable sonrrrrrisa me contó que esa era la carpeta de mi familia. Pensé que se refería a mis padres, tíos, abuelos. Como si me hubiera leído el pensamiento, me aclaró que no eran mis parientes “de sangre” sino todos los que podemos pararnos (ponernos de pie), tenemos piernas largas y brazos cortos y poco pelo (si comparamos con otros primates sin cola como el gorila, el chimpancé y el orangután).
Rápidamente el encargado abrió otras carpetas sin mostrarme ni decirme nada y sacó de una la ficha que buscábamos: Homo sapiens sapiens. -¡¿Por qué 2 veces sapiens?!- le pregunté. Me dijo que varios científicos que estudian la evolución humana, piensan que es mejor la idea de que, dentro de nuestra especie hay varias “variedades” (o subespecies); y nosotros, los hombres actuales, somos una de esas “variedades”.
Pero somos los únicos representantes de esa familia “HOMÍNIDOS” que quedan actualmente en el planeta. -¿Por qué?- le pregunté. Creo que fue lo que más me interesó de todo lo que me dijo el encargado. Pero justo esa pregunta no me la quiso contestar. ¡Solo me sonrrrrrrrrrió amablemente! Saludó y se fue.
Todo esto fue para que me diera cuenta de que, mi cuerpo humano tiene muchísimo más en común con los demás seres vivos que lo que tiene de diferente. Aunque me sienta muy diferente y me crea muy diferente.
También entendí que si digo: “soy Homo sapiens” es como si dijera: “tengo cuerpo formado por células con núcleo diferenciado/ sin pared celular ni cloroplastos y casi siempre formando tejidos/ formando cuerda cartilaginosa/ pero sustituyéndola antes de nacer por columna vertebral/ con temperatura constante/ con mamas/ con placenta entre mi mamá y yo/ capaz de oponer el pulgar a los otros dedos/ sin cola/ no extinguido”. Y conste que no puse todo.
Ayúdanos a contestar estas preguntas:
A muchos les gustaría que hubiera otra carpeta titulada “REINO HUMANO”. Pero los biólogos (los científicos que estudian los seres vivos), o tienen pocas “carpetas”, deben ahorrar en carpetas; o no han creído conveniente crear un reino aparte para nuestra especie. ¿Será que nos creemos más distintos de lo que somos (al menos biológicamente)? ¿Cómo nos clasificarían unos extraterrestres muy inteligentes que vinieran a estudiar los seres vivos del Planeta Tierra?
Bueno, seguimos buscando la ficha “Homo sapiens”. Abrimos la carpeta “REINO ANIMAL” (en realidad las carpetas están escritas en latín, pero para no complicarnos, lo digo en español). Encontramos muchas carpetas con nombres que nunca había visto y que me cuesta pronunciar aunque estuvieran en español. Lo bueno es que, ya que estamos imaginando, imaginemos que tenemos al lado nuestro un encargado del fichero que nos ayuda cuando nos desorientamos, cuando no sabemos “para dónde agarrar”. Este encargado nos sugiere abrir una carpeta llamada “CORDADOS”. En la etiqueta de características dice: ”con cuerda dorsal cartilaginosa”.
El encargado aprovecha a explicarnos una cosa importante: -hasta ahora en tu búsqueda abriste la carpeta “EUCARIONTES”, la “REINO ANIMAL” y la “CORDADOS”. Y como una carpeta está dentro de la otra, podemos usar la lógica: “todos los cordados son animales” (porque la carpeta “CORDADOS” está dentro de la carpeta “EUCARIONTES”), “todos los animales son eucariontes” (porque la carpeta “REINO ANIMAL” esta dentro de la carpeta “EUCARIONTES”). Y si la ficha de nuestra especie está en la carpeta “CORDADOS”, hasta ahora en nuestra búsqueda somos EUCARIONTES/ ANIMALES/ CORDADOS. O sea, estamos “formados por células con núcleo diferenciado/ con células sin pared celular ni cloroplastos; forman tejidos/ con cuerda dorsal cartilaginosa” ¡Tanta cosa en 3 palabras! Esas palabras feas y difíciles de recordar que usan los científicos, sirven para “guardar” en forma ordenada un montón de ideas precisas. Se nos haría tan cansador ir entendiendo los conocimientos científicos si no existieran esos términos “feos”.
-¡Pero yo no tengo una cuerda cartilaginosa en la espalda! ¡Tengo una columna vertebral!- le digo al encargado para que vea que yo también sé. Pero él me mira con paciencia, y con una amable sonrisa me cuenta que cuando yo todavía no había nacido y me estaba formando en el útero de mi madre, antes de tener columna vertebral, tenía esa cuerda cartilaginosa. O sea, la cuerda fue sustituida por la columna.
Al abrir la carpeta “CORDADOS”, me encuentro con varias; una de ellas (la más gruesa) se llama “VERTEBRADOS”. ¡Ahí estamos nosotros! Ahí están todos los cordados que han sustituido su cuerda por una columna de huesos llamados vértebras.
Eran tantas carpetas y nombres difíciles y el encargado me vio medio cansado. Entonces me preguntó: -¿tú cuerpo tiene siempre la misma temperatura (aproximadamente)?- No supe que decir. Abrió la carpeta de los vertebrados que tienen cuerpos con temperatura constante (antes le llamaban “sangre caliente”) y, adentro de esa carpeta habían 2: “AVES” y “MAMÍFEROS”.
-¿Tienes plumas?- me preguntó. –No-.
-¿Tienes dientes?-. –Sí-.
-¿Tienes mamas?- ¿Qué?
-Tienes glándulas mamarias pero no se te han desarrollado por faltarte hormonas femeninas por ser varón-. -¡Ah, sí!- le dije como si entendiera bien lo que me dijo.
-Entonces eres mamífero-. Y abrió la carpeta “MAMÍFEROS”.
-¿Huevo, marsupio o placenta?-. -¿Cómo?-.
-¿Tú madre puso un huevo contigo adentro, te guardó en un saco abierto cuando eras un embrión, o te nutrías por la placenta?-. -Eh... ¿por la placenta?- le dije con miedo de equivocarme.
-¡Claro!- me dijo y me sonreí aliviado. (Quise escribir “sonrreí” pero el corrector ortográfico de Word me avisó que estaba mal.)
Abrió la carpeta “PLACENTARIOS”. Había muchas carpetas adentro. -¿Falta mucho?- le dije, ya medio arrepentido de haberme puesto a buscar una cosa que ya ni me acuerdo qué era.
-No. Ya estamos por llegar- me contestó. Me miró los dedos, los ojos y las uñas y, sin decirme nada, abrió la carpeta “PRIMATES”.
-No tenés cola- dijo en voz baja. -¿Qué dijo?- le pregunté con un tono medio agresivo. –Que no tienes una prolongación de la columna vertebral posterior al ano-. –Ahhhhh... que te recontra)-.
Bueno, abrió la carpeta “SIN COLA”. Luego abrió sin decirme nada otra carpeta que decía “HOMÍNIDOS”. Y, otra vez con amable sonrrrrrisa me contó que esa era la carpeta de mi familia. Pensé que se refería a mis padres, tíos, abuelos. Como si me hubiera leído el pensamiento, me aclaró que no eran mis parientes “de sangre” sino todos los que podemos pararnos (ponernos de pie), tenemos piernas largas y brazos cortos y poco pelo (si comparamos con otros primates sin cola como el gorila, el chimpancé y el orangután).
Rápidamente el encargado abrió otras carpetas sin mostrarme ni decirme nada y sacó de una la ficha que buscábamos: Homo sapiens sapiens. -¡¿Por qué 2 veces sapiens?!- le pregunté. Me dijo que varios científicos que estudian la evolución humana, piensan que es mejor la idea de que, dentro de nuestra especie hay varias “variedades” (o subespecies); y nosotros, los hombres actuales, somos una de esas “variedades”.
Pero somos los únicos representantes de esa familia “HOMÍNIDOS” que quedan actualmente en el planeta. -¿Por qué?- le pregunté. Creo que fue lo que más me interesó de todo lo que me dijo el encargado. Pero justo esa pregunta no me la quiso contestar. ¡Solo me sonrrrrrrrrrió amablemente! Saludó y se fue.
Todo esto fue para que me diera cuenta de que, mi cuerpo humano tiene muchísimo más en común con los demás seres vivos que lo que tiene de diferente. Aunque me sienta muy diferente y me crea muy diferente.
También entendí que si digo: “soy Homo sapiens” es como si dijera: “tengo cuerpo formado por células con núcleo diferenciado/ sin pared celular ni cloroplastos y casi siempre formando tejidos/ formando cuerda cartilaginosa/ pero sustituyéndola antes de nacer por columna vertebral/ con temperatura constante/ con mamas/ con placenta entre mi mamá y yo/ capaz de oponer el pulgar a los otros dedos/ sin cola/ no extinguido”. Y conste que no puse todo.
Ayúdanos a contestar estas preguntas:
¿Por qué nos quedamos solos en la familia “HOMÍNIDOS” y nuestros otros parientes se han extinguido? ¿Qué les pasó?
¿Por qué los seres humanos nos sentimos y nos creemos tan diferente a los demás seres vivos?
¿Por qué los seres humanos nos sentimos y nos creemos tan diferente a los demás seres vivos?
¿Qué características propias de nuestra especie piensas que están escritas en esa ficha que dice "Homo sapiens" ?