Temas y palabras clave: modelado y crecimiento de los huesos, glándulas y hormonas reguladoras del modelado y crecimiento óseo, “idea previa” sobre la importancia de las neuronas
Esta historieta tiene como 12 años. O sea que, cuando los estudiantes con los que trabajo este año estaban naciendo, un estudiante que hacía segundo de liceo me presentó este trabajo. Un estudiante del cual no conservo su nombre pero sí un vivo y grato recuerdo.
El tema que estábamos trabajando era sistema endócrino (glándulas y hormonas). La TAREA que le propuse a él y a sus compañeros era elegir (no recuerdo si) una glándula endócrina o una hormona, estudiar lo que hace en el cuerpo y representarlo de alguna manera (había libertad para elegir varias formas). Este estudiante, que ahora debe ser un hombre de 26 años, eligió la historieta, demostrando una indudable habilidad para dibujar y un disfrutable sentido del humor.
Así estamos inaugurando esta serie de “entregas” titulada “INTENTANDO ENTENDER EL CUERPO HUMANO”. La intención es compartir diferentes maneras de “entrar” a nuestro cuerpo, distintas miradas y variados intentos de entender cómo es el cuerpo humano por dentro. Y, más temprano que tarde, discutir la cuestión: ¿qué es el cuerpo humano? Y otra: ¿cuánto influye en una vida “bien aprovechada”?
Volvamos a la historieta: el hombre musculoso no se siente bien, debido a que unas células se están comiendo uno de sus peronés. El peroné es uno de los 2 huesos largos que tenemos entre las rodillas y los pies. Quien se da cuenta de esto parece ser una neurona (una célula nerviosa) que tiene un viaje accidentado hasta la glándula tiroides, que es el lugar del cuerpo que debe controlar a esas células “come-huesos”. Allí habla con el señor Tiroides, quien acude a un superhéroe llamado “Batineurona”. Suponemos que podrá cumplir su misión, pero el autor de este “comic” le pareció más importante destacar la función de protección y defensa de supercélulas como esta; y lo injustas que pueden ser sus vidas, a pesar de sus habilidades.
Aclaremos: lo que le está pasando al hombre es algo perfectamente natural, es “de todos los días” y no causa ningún dolor; uno nunca se da cuenta de tiene células que le comen hueso. En realidad no hay que verlas como células enemigas o dañinas, sino como esos escultores que, para hacer una obra de arte le dan tremendos y salvajes golpes al bloque de mármol. En este caso la obra de arte es cada uno de nuestros doscientos y pocos huesos. Unas células producen material de hueso, y otras células lo destruyen. Estas 2 fuerzas opuestas van modelando y agrandando cada hueso hasta que alcanza su máximo desarrollo. Pero claro, “alguien” debe controlar cuánto producir y cuánto destruir.
Son 2 glándulas que están en nuestro cuello. La glándula tiroides produce una hormona llamada calcitonina, que va a los huesos a través de la sangre, a decirle a las células “come-huesos” que descansen, que “paren la mano” por un rato; y por otro lado, les dice a las células “productoras” que trabajen “a toda máquina”.
La otra glándula del cuello se llama paratiroides y produce una hormona llamada parathormona, que va a los huesos a través de la sangre, a decirle a estas células exactamente lo contrario que les dijo la calcitonina. Así es como se mantiene el equilibrio.
¿Y las neuronas? Bueno, los científicos, que yo sepa, no meten a las neuronas en este asunto del modelado y crecimiento de los huesos. ¿Por qué nuestro autor pensó en las neuronas como verdaderas protagonistas de esta historieta? ¿Será porque desde chiquitos nos han contado hazañas y maravillas de estas insustituibles células? La batineurona miente, porque los superpoderes capaces de defender al cuerpo de células y sustancias extrañas y peligrosas no los tienen las neuronas; los tienen otras células no menos importantes. ¿Sabes de quiénes hablo? ¡Claro! Los glóbulos blancos.
El autor tuvo entonces varios errores, si comparamos su historia con los conocimientos científicos al respecto. Podríamos creer que se dejó llevar demasiado por la imaginación y se alejó del estudio, y perdió de vista los conceptos científicos que debió haber usado en su trabajo. Puede ser.
Pero este tipo de propuestas libres y despegadas del estudio formal prefiero verlas como anzuelos o imanes para pescar o atraer esas ideas y concepciones que todos construimos en nuestra cabeza desde muy niños para intentar, con coraje, entender lo que pasa en nuestro propio cuerpo. Si no conocemos estas “ideas previas”, que son justamente sobre las que debemos concentrar nuestro más decidido esfuerzo, entonces podríamos estar poniéndole la cola al burro con los ojos vendados. ¡Sería cuestión de suerte!
Esta historieta tiene como 12 años. O sea que, cuando los estudiantes con los que trabajo este año estaban naciendo, un estudiante que hacía segundo de liceo me presentó este trabajo. Un estudiante del cual no conservo su nombre pero sí un vivo y grato recuerdo.
El tema que estábamos trabajando era sistema endócrino (glándulas y hormonas). La TAREA que le propuse a él y a sus compañeros era elegir (no recuerdo si) una glándula endócrina o una hormona, estudiar lo que hace en el cuerpo y representarlo de alguna manera (había libertad para elegir varias formas). Este estudiante, que ahora debe ser un hombre de 26 años, eligió la historieta, demostrando una indudable habilidad para dibujar y un disfrutable sentido del humor.
Así estamos inaugurando esta serie de “entregas” titulada “INTENTANDO ENTENDER EL CUERPO HUMANO”. La intención es compartir diferentes maneras de “entrar” a nuestro cuerpo, distintas miradas y variados intentos de entender cómo es el cuerpo humano por dentro. Y, más temprano que tarde, discutir la cuestión: ¿qué es el cuerpo humano? Y otra: ¿cuánto influye en una vida “bien aprovechada”?
Volvamos a la historieta: el hombre musculoso no se siente bien, debido a que unas células se están comiendo uno de sus peronés. El peroné es uno de los 2 huesos largos que tenemos entre las rodillas y los pies. Quien se da cuenta de esto parece ser una neurona (una célula nerviosa) que tiene un viaje accidentado hasta la glándula tiroides, que es el lugar del cuerpo que debe controlar a esas células “come-huesos”. Allí habla con el señor Tiroides, quien acude a un superhéroe llamado “Batineurona”. Suponemos que podrá cumplir su misión, pero el autor de este “comic” le pareció más importante destacar la función de protección y defensa de supercélulas como esta; y lo injustas que pueden ser sus vidas, a pesar de sus habilidades.
Aclaremos: lo que le está pasando al hombre es algo perfectamente natural, es “de todos los días” y no causa ningún dolor; uno nunca se da cuenta de tiene células que le comen hueso. En realidad no hay que verlas como células enemigas o dañinas, sino como esos escultores que, para hacer una obra de arte le dan tremendos y salvajes golpes al bloque de mármol. En este caso la obra de arte es cada uno de nuestros doscientos y pocos huesos. Unas células producen material de hueso, y otras células lo destruyen. Estas 2 fuerzas opuestas van modelando y agrandando cada hueso hasta que alcanza su máximo desarrollo. Pero claro, “alguien” debe controlar cuánto producir y cuánto destruir.
Son 2 glándulas que están en nuestro cuello. La glándula tiroides produce una hormona llamada calcitonina, que va a los huesos a través de la sangre, a decirle a las células “come-huesos” que descansen, que “paren la mano” por un rato; y por otro lado, les dice a las células “productoras” que trabajen “a toda máquina”.
La otra glándula del cuello se llama paratiroides y produce una hormona llamada parathormona, que va a los huesos a través de la sangre, a decirle a estas células exactamente lo contrario que les dijo la calcitonina. Así es como se mantiene el equilibrio.
¿Y las neuronas? Bueno, los científicos, que yo sepa, no meten a las neuronas en este asunto del modelado y crecimiento de los huesos. ¿Por qué nuestro autor pensó en las neuronas como verdaderas protagonistas de esta historieta? ¿Será porque desde chiquitos nos han contado hazañas y maravillas de estas insustituibles células? La batineurona miente, porque los superpoderes capaces de defender al cuerpo de células y sustancias extrañas y peligrosas no los tienen las neuronas; los tienen otras células no menos importantes. ¿Sabes de quiénes hablo? ¡Claro! Los glóbulos blancos.
El autor tuvo entonces varios errores, si comparamos su historia con los conocimientos científicos al respecto. Podríamos creer que se dejó llevar demasiado por la imaginación y se alejó del estudio, y perdió de vista los conceptos científicos que debió haber usado en su trabajo. Puede ser.
Pero este tipo de propuestas libres y despegadas del estudio formal prefiero verlas como anzuelos o imanes para pescar o atraer esas ideas y concepciones que todos construimos en nuestra cabeza desde muy niños para intentar, con coraje, entender lo que pasa en nuestro propio cuerpo. Si no conocemos estas “ideas previas”, que son justamente sobre las que debemos concentrar nuestro más decidido esfuerzo, entonces podríamos estar poniéndole la cola al burro con los ojos vendados. ¡Sería cuestión de suerte!
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- ¿Cómo se determina la forma característica de cada hueso? ¿Cómo lo explicas tú? ¿Qué sabes sobre esto?