domingo, 28 de septiembre de 2008

Célula 2008 (I)

¿Cómo están formados los seres vivos?
Para buscarle respuesta a esta pregunta, elegí 5 observaciones a realizar al microscopio: protozoarios ciliados, hoja de planta acuática elodea, epidermis de catáfila (capa) del bulbo de cebolla, raspado de mucosa bucal (cara interna de la mejilla) y bacterias de yogur. He aquí algunas de las muchas cosas que habría para compartir con ustedes.
1
Cultivo de protozoarios ciliados
Mayra, estudiante de profesorado en biología, nos trajo esta receta para “cultivar” protozoarios ciliados: poner en un recipiente agua estancada + trozos de hojas de verduras “de hoja” (lechuga, acelga, berro, etc.) + perejil + cáscara de tomate + hojitas de romero + tierra de jardín…
No hay que tomársela al pie de la letra: es una base para ir probando, variando, investigando. Puede ser también hojas secas, pétalos de flores, pasto fresco, pasto seco, cáscara de banana seca, granos de pimienta, algas verdes de las que están adheridas a piedras en una cañada, etc., etc.
Ah! Dejar esa mezcla a reposar una semana en lo posible en lugar cálido (20-35 ºC) pero fuera del alcance del sol directo.
Encontrarán una capa espesa sobre el líquido. En un primer momento solo tenía en cuenta esta capa: sacaba un poco y ponía entre porta y cubre y… poca cosa… a veces sí.
Volví a hacer cultivo; esta vez los diversifiqué, o sea, preparé un poco en 5 vasos como para que funcionara en alguno, así hubiera más chance. Aproveché un "agüita con redonditas del agua" de la cañada del Parque Baroffio también para agregar al cultivo. Y, sin querer queriendo, probeta en mano tomé una muestra de la “tierrita del fondo” del recipiente: ¡EUREKA! He aquí 2 de ellos (miren el corte de pelo tan moderno que tienen):


2
El plan de trabajo fue: PRIMERO observar (un preparado y un microscopio por cada grupo pequeño de 4 o 5 estudiantes), guiada por el profesor que pasaba por todos los grupos revisando, buscándoles lo que tenían que ver, allanándoles el camino… pero dándoles la posibilidad primero de buscar ellos; SEGUNDO interpretar todos juntos en el pizarrón: pasa un estudiante a dibujar lo que vio, luego el profesor va guiando la discusión acerca de lo que vimos y de lo que debimos ver… y de lo que hay más allá de lo que pudimos ver. Y así se va completando el “esquema de interpretación” que complementa el dibujo-esquema que cada estudiante hizo al observar.
Para la interpretación de la observación de los microbios “protozoarios ciliados”, había 2 preguntas-guía fundamentales. UNA, ¿cómo llegaron al cultivo… o se crearon a partir de la descomposición de la materia vegetal del cultivo… o del agua podrida? ¿Se hicieron allí o ya venían con los materiales?
OTRA, ¿están formados por células? ¿Por una o por muchas?
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Ismael
y Joshua son estudiantes del curso biología 1º. Nos enseñaron sus ideas acerca de las células: tienen volumen, tienen como una piel que es la membrana celular, tiene varias capas (y un núcleo) como nuestro planeta, tiene como un corazón que es el núcleo. Y en determinado momento de su vida, la célula se va haciendo más angosta en el medio hasta dividirse en 2… células “hijas”. Y así comienza un nuevo ciclo. Sin duda las células están VIVAS. Pero siempre vale la pena preguntarse: ¿qué significa decir que algo está vivo? Hasta buscar una respuesta bien precisa y bien científica.
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Imaginemos que hacemos una visita a la célula, nos hacen un recorrido y nos van hablando de cada cosa por donde pasamos. Pero, por falta de tiempo no pasamos por el núcleo, solo lo vemos de lejos. Alguien pregunta: ¿qué guardan ahí? ¿Alimento? ¡Si es el núcleo, algo importante debe ser! ¿Se sabe?
¡Claro que se sabe!
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Un estudiante preguntó ¿De qué están hechas las células? ¿De células?
Como esas muñecas rusas que una grande se abre y hay otra dentro, y esa se abre también y hay otra en su interior… y así sucesivamente. ¡PERO NO!
Las células están hechas de partes: núcleo, membranas y otras cosas. Para que la célula funcione, viva, deben estar todas las partes necesarias y en su lugar. El núcleo solo no vive, la membrana celular sola no vive. Pero todo junto forma un mecanismo, un sistema que sí funciona ¡y hasta se reproduce! ¿Qué tal?
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¿Las células son como los átomos?
Las células son mucho más grandes. ¿Cuánto?
A ver: una célula podría medir 0,01 mm (1 centésima de milímetro). Y un átomo –creo- podría medir 0,0000001 mm. Entonces la célula sería cien mil veces más grande que un átomo.
Para medir la longitud de las células se usa la unidad “micrométro”. Mil micrómetros equivalen (uno al lado del otro) a un milímetro. Así que 0,01 mm equivalen a 10 micrómetros.
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¿Cuánto puede pesar una célula?
La primera respuesta es ¡no pesa nada! ¿Cómo que no pesa nada? ¡Está hecha de materia!
Florencia es compañera de los 2 estudiantes antes mencionados e hizo una cartulina linda de ver, sin fuente. Ella me dijo: “yo sé que a usted no le gusta el recorta y pega”. Y allí aparecía una posible medida de la masa de una célula: 1 ng.
¿Qué es un ng? Un nanogramo, o sea, una milmillonésima de gramo. Pesa poco pero pesa.
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Luego de ver un trozo de hoja de planta acuática al microscopio podemos decir que la vemos verde porque, dentro de las células hay un montón de “pelotitas verdes”. Que son verdes porque tienen una sustancia de color verde, la clorofila. Esas pelotitas se llaman los cloroplastos.
¿Otra cosa sobre estas “pelotitas”? Sí. De ellas sale el oxígeno que respiramos…
9
Las células de la hoja de la planta acuática elodea y de la “telita” epidermis de la cebolla se ven al microscopio como una pared de ladrillos. Cada ladrillo sería una célula.
Pero a no confundirse: estas células tienen una capa gruesa que las rodea que se llama pared celular. Es uno de los componentes de estas células, es el más externo.
Entonces pared celular no es una pared de células como ladrillos. Las células formando como una pared de ladrillos son un TEJIDO. En cambio, la pared celular es una parte de cada célula. ¿Ta?
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Al finalizar la serie de observaciones-interpretaciones, las comparamos con una tabla como la que ven escaneada aquí a la derecha. Hazle click para verla mejor. Puedes imprimirla.
Al llegar a “citoesqueleto”, les dije a los estudiantes lo siguiente:
Las células también tienen esqueleto. Pero no de huesos como nosotros sino de varillas muy finitas y de tubos. Forman un armazón como el de una carpa. Por lo que yo sé las células que tienen citoesqueleto (de lasa que observamos) serían todas MENOS las del yogur (bacterias). Ojo: capaz que si buscamos conocimientos los más actuales posibles (en Internet por ejemplo), diga algo diferente…
Unos días después de decirles esto, estaba yo navegando por Internet en busca de fotos de células de bacterias vistas con microscopio electrónico y, medio de casualidad me topé con un titular que decía: "Cell biology: Bacteria's new bones".
“Bones” en ingles es huesos. Sabía que las bacterias no tienen huesos. Debía referirse al citoesqueleto. Y wikipedia me lo confirmó:
http://es.wikipedia.org/wiki/Citoesqueleto
Según Wikipedia está el citoesqueleto eucariota (el de las células de los protozoarios, de la elodea, de la cebolla, de nosotros) y el citoesqueleto procariota (el de las bacterias del yogur).
Contento con mi descubrimiento, les conté a los estudiantes y, donde habíamos puesto “NO” en la tabla, lo cambiamos por un “”. Ya el citoesqueleto no diferencia a las células, las hace más parecidas, más “parientas”.
Hablando con Alberto, el encargado del laboratorio, le decía: en un extremo está el profesor solitario que, a fuerza de voluntarismo ganas de superarse y estar al día, se abre paso y lo logra… En el otro extremo, está el profesor que espera que las “novedades” le lluevan del cielo, le lleguen en bandeja. Yo preferiría al profesor interactuando en red con sus colegas, donde todos aportan algo en la medida de sus posibilidades y juntos dudan y confirman y aprenden.


¿Quieres ayudarnos?
Colega: piensa en tus clases de "célula" como una línea de trabajo del laboratorio done tu trabajas. Comparte con nosotros tus hallazgos, tus dificultades, tus recetas, tus metáforas, tus fotos, todo lo que tengas ganas de compartir en este estimulante ida y vuelta en red.
Estudiante: ¿qué otros materiales y seres vivos te interesaría observar al microscopio para entender cómo está formado? ¿Qué otras preguntas te surgen? ¿Qué más sabes?
Comenten, critiquen y propongan sin miedo.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Mapa de tubos

Me parece que fue en 1996, durante mi curso de biología 2º, cuando sentí la necesidad de mapear los tubos del cuerpo. Poder tener claras las conexiones...


Desde ese entonces hasta este 2008 han pasado 4 o 5 años más con el curso de biología 2º (y algún práctico nocturno de 6º de medicina también) en los que seguí insistiendo con los estudiantes en la necesidad de contar con un mapa de tubos.
Podría verse como una línea de trabajo que va teniendo su continuidad desde 2006, pero que se remontan sus orígenes 10 años atrás.
¿Qué es un tubo del cuerpo? Me gusta pensar que, algún científico, seguramente con la intención de hacer más comprensible todo ese entrevero de cosas que hay dentro del cuerpo, le llamó TUBO digestivo a esa serie de órganos: boca, faringe, esófago, estómago, intestinos... Bueno, con la misma intención le llamo yo TUBOS también a los otros órganos, vías y conductos que tienen relación directa con el exterior.
¿Las venas son tubos? Tiene forma de tubo pero NO tienen conexión directa con ningún orificio externo. Así que arterias y venas no son tubos, son VASOS.
El mapa de tubos nace de la necesidad de abordar el estudio del cuerpo desde afuera que es desde donde lo percibimos visualmente. Los orificios externos del cuerpo pueden servirnos de puertas de entrada al mismo: ¿por dónde vamos y hasta dónde llegamos si entramos por aquí?

Y también nace de esto otro: es común que las personas en su tierna primera infancia construyan una explicación sencilla y eficaz sobre la relación que hay entre lo que uno come y bebe, y lo que uno
expulsa en forma de orina (lo líquido) y en forma de materia fecal (lo sólido). Una explicación no solo común porque lo hace el común de las personas, sino porque es ¡la misma explicación!
¿Cuál es? Un tubo que va de la boca hasta el estómago; allí habría un filtro que separa lo sólido de lo líquido; entonces, salen del estómago 2 tubos: uno hacia adelante llevando la orina, y otro hacia atrás llevando la materia fecal.
Y esta explicación es capaz de resistir los esfuerzos de los profesores de biología por contrarrestarla, por extirparla... Es como un tesoro de cuando éramos niños que guardamos con tanto aprecio... Aunque nunca hayamos sabido de que existía y de que la fabricamos nosotros mismos en un primer intento por resolver un problema: ¿de dónde vienen este “pipí” y este “popó” que tengo tantas ganas de sacar para afuera del cuerpo?
Embarcarse en la elaboración de un mapa de tubos con los estudiantes sin duda es muy útil para que afloren, para que salgan a flote esas primeras explicaciones.
Pero no se crean: para el niño que llevamos dentro es una experien
cia amarga y cruel. Yo les digo (a los estudiantes) al comenzar que, la gracia de tener un mapa de los tubos del cuerpo es que tenga las conexiones tal cual son en nuestro cuerpo: ¡lo que no está ahí no lo tenemos! Nuestro niño quisiera tener un tubo que conecte el estómago o el intestino con la vejiga o con los riñones. Talvez quisiera tener un tubo que conecte el oído con el cerebro... ¡o que conecte ambos oídos! Nuestro niño siempre escuchó que los varones tienen pene y las niñas tienen vagina. Entonces, si los varones orinan por el pene... ¡las niñas tienen que orinar por la vagina! ¿O no?
Al principio, se pueden plantear esta discusión en tono de hipótesis: debemos buscar, estudiar para ver si estas cosas que nos parecen casi obvias realmente son así dentro de nuestro cuerpo. Porque ya en pleno siglo XXI se imaginarán que se han abierto suficientes cadáveres y se sacaron todo tipo de fotos como para saber con total claridad si realmente existen o no esas conexiones que nuestro niño tomó por válidas.
Pero cuando llega la hora de la verdad y hay que darle al mapa la rigurosidad científica que precisa, nuestro niño se enoja y hace unos berrinches y le da unas pataletas terribles: “¡¡¡CÓMO QUE NO ES ASÍ!!!” Y no le viene bien ninguna explicación alternativa por más científica que sea. Y se la agarra con el profesor. ¿Así que no hay conexión entre el tubo digestivo y los riñones? ¿¿¿Entonces cómo me explica que tenga muchas ganas de orinar después de beber mucho líquido??? Y nada le resulta tan claro ni tan adecuado como su primera explicación. Es duro.
Pero bueno, la idea no es que los estudiantes vayan de la clase de biología al psicólogo para superar este trauma, esta desilusión, este duelo, este desengaño por la explicación que parecía tan confiable y no lo fue tanto... Tomémoslo como el comienzo de una
actitud más atenta, menos complaciente, más propia de un estudiante (¡que es una actitud de vida!): ¿lo que nos parece es lo que es?
¿Quieres ayudarnos?
Intenta tu propia versión de un mapa de tubos y compártela con nosotros.
¿Qué otras explicaciones ha construido tu "niño"? ¿Qué otras explicaciones de este tipo conoces?
No dudes en criticar esta idea del "mapa de tubos" y sus fundamentos. ¡Queremos tenerlas en cuenta!