domingo, 21 de septiembre de 2008

Mapa de tubos

Me parece que fue en 1996, durante mi curso de biología 2º, cuando sentí la necesidad de mapear los tubos del cuerpo. Poder tener claras las conexiones...


Desde ese entonces hasta este 2008 han pasado 4 o 5 años más con el curso de biología 2º (y algún práctico nocturno de 6º de medicina también) en los que seguí insistiendo con los estudiantes en la necesidad de contar con un mapa de tubos.
Podría verse como una línea de trabajo que va teniendo su continuidad desde 2006, pero que se remontan sus orígenes 10 años atrás.
¿Qué es un tubo del cuerpo? Me gusta pensar que, algún científico, seguramente con la intención de hacer más comprensible todo ese entrevero de cosas que hay dentro del cuerpo, le llamó TUBO digestivo a esa serie de órganos: boca, faringe, esófago, estómago, intestinos... Bueno, con la misma intención le llamo yo TUBOS también a los otros órganos, vías y conductos que tienen relación directa con el exterior.
¿Las venas son tubos? Tiene forma de tubo pero NO tienen conexión directa con ningún orificio externo. Así que arterias y venas no son tubos, son VASOS.
El mapa de tubos nace de la necesidad de abordar el estudio del cuerpo desde afuera que es desde donde lo percibimos visualmente. Los orificios externos del cuerpo pueden servirnos de puertas de entrada al mismo: ¿por dónde vamos y hasta dónde llegamos si entramos por aquí?

Y también nace de esto otro: es común que las personas en su tierna primera infancia construyan una explicación sencilla y eficaz sobre la relación que hay entre lo que uno come y bebe, y lo que uno
expulsa en forma de orina (lo líquido) y en forma de materia fecal (lo sólido). Una explicación no solo común porque lo hace el común de las personas, sino porque es ¡la misma explicación!
¿Cuál es? Un tubo que va de la boca hasta el estómago; allí habría un filtro que separa lo sólido de lo líquido; entonces, salen del estómago 2 tubos: uno hacia adelante llevando la orina, y otro hacia atrás llevando la materia fecal.
Y esta explicación es capaz de resistir los esfuerzos de los profesores de biología por contrarrestarla, por extirparla... Es como un tesoro de cuando éramos niños que guardamos con tanto aprecio... Aunque nunca hayamos sabido de que existía y de que la fabricamos nosotros mismos en un primer intento por resolver un problema: ¿de dónde vienen este “pipí” y este “popó” que tengo tantas ganas de sacar para afuera del cuerpo?
Embarcarse en la elaboración de un mapa de tubos con los estudiantes sin duda es muy útil para que afloren, para que salgan a flote esas primeras explicaciones.
Pero no se crean: para el niño que llevamos dentro es una experien
cia amarga y cruel. Yo les digo (a los estudiantes) al comenzar que, la gracia de tener un mapa de los tubos del cuerpo es que tenga las conexiones tal cual son en nuestro cuerpo: ¡lo que no está ahí no lo tenemos! Nuestro niño quisiera tener un tubo que conecte el estómago o el intestino con la vejiga o con los riñones. Talvez quisiera tener un tubo que conecte el oído con el cerebro... ¡o que conecte ambos oídos! Nuestro niño siempre escuchó que los varones tienen pene y las niñas tienen vagina. Entonces, si los varones orinan por el pene... ¡las niñas tienen que orinar por la vagina! ¿O no?
Al principio, se pueden plantear esta discusión en tono de hipótesis: debemos buscar, estudiar para ver si estas cosas que nos parecen casi obvias realmente son así dentro de nuestro cuerpo. Porque ya en pleno siglo XXI se imaginarán que se han abierto suficientes cadáveres y se sacaron todo tipo de fotos como para saber con total claridad si realmente existen o no esas conexiones que nuestro niño tomó por válidas.
Pero cuando llega la hora de la verdad y hay que darle al mapa la rigurosidad científica que precisa, nuestro niño se enoja y hace unos berrinches y le da unas pataletas terribles: “¡¡¡CÓMO QUE NO ES ASÍ!!!” Y no le viene bien ninguna explicación alternativa por más científica que sea. Y se la agarra con el profesor. ¿Así que no hay conexión entre el tubo digestivo y los riñones? ¿¿¿Entonces cómo me explica que tenga muchas ganas de orinar después de beber mucho líquido??? Y nada le resulta tan claro ni tan adecuado como su primera explicación. Es duro.
Pero bueno, la idea no es que los estudiantes vayan de la clase de biología al psicólogo para superar este trauma, esta desilusión, este duelo, este desengaño por la explicación que parecía tan confiable y no lo fue tanto... Tomémoslo como el comienzo de una
actitud más atenta, menos complaciente, más propia de un estudiante (¡que es una actitud de vida!): ¿lo que nos parece es lo que es?
¿Quieres ayudarnos?
Intenta tu propia versión de un mapa de tubos y compártela con nosotros.
¿Qué otras explicaciones ha construido tu "niño"? ¿Qué otras explicaciones de este tipo conoces?
No dudes en criticar esta idea del "mapa de tubos" y sus fundamentos. ¡Queremos tenerlas en cuenta!





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