Semana de la ciencia y la tecnología en el Instituto de Investigaciones Biológicas “Clemente Estable” (IIBCE). El 21 de mayo, después de las 17 horas, abrían los laboratorios del área de microbiología. Se formó un grupo de interesados entre los estudiantes de primero (alrededor de 25) y, gracias a la generosa colaboración de Pablo el adscripto, salimos del liceo en pos de un ómnibus.
Después de largas esperas y sinuosos recorridos en cuanto a transporte colectivo público pero, vaya un gran reconocimiento a la ejemplar paciencia y buena onda del Sr. guarda, llegamos por fin al Instituto, como media hora más tarde de lo imaginado. Digo esto para resaltar aún mejor la disposición de los científicos que nos recibieron, cuando las visitas guiadas habían finalizado y cuando la actividad de esa jornada estaba en el ocaso. Lamento no tener el nombre del señor científico que nos recibió y nos llevó a 2 laboratorios de microbiología. Mejor dicho, nos dividimos en 2 grupos: el grupo de Pablo el adscripto fue con él a su laboratorio; “mi” grupo visitó otro laboratorio del que paso a contarles.
También lamento no tener aquí impresiones de los propios estudiantes, trabajo de ellos, apuntes completos y bien detallados, ni siquiera los nombres bien escritos de los 2 jóvenes científicos (un científico y una científica) que trabajan allí, y que con tanta amabilidad y gran disposición nos mostraron el laboratorio y todo lo que estudian en él. Aunque mi memoria conserva el nombre Vanesa para la científica, quien puso un montón de energía, paciencia y toda la intención de hacerse entender por un público no especializado, de 12 años y cansado. Vaya todo mi reconocimiento y agradecimiento.
Solo puedo brindarles ahora lo que me surge de leer mis escasas notas a más de 2 meses de la visita, un comentario desde la enseñanza de la ciencia y algunas imágenes. Prometo recabar impresiones de los estudiantes.
Visitamos un laboratorio de ecología microbiana. ¿Qué entiendo por ecología microbiana? Estudiar microbios (seres vivos microscópicos, en especial bacterias), pero no los microbios “sueltos” sino estudiando también el ambiente en el que viven; es más: qué efecto producen en ese ambiente y en otros seres vivos de ese ambiente. ¿Se entendió?
Bueno, allí se estudian microorganismos de distintos ambientes, pero principalmente bacterias del suelo, libres o asociadas a plantas.
Vanesa nos contó varias líneas de investigación que se estudian en este laboratorio. ¿Qué entiendo por línea de investigación? Sería un tema para investigar que surge entre los científicos que trabajan en ese laboratorio; ayuda a organizar las investigaciones concretas de cada científico (o grupos). De repente Vanesa está investigando algo particular pero que está dentro de una línea de investigación; y otros científicos investigan otras cosas pero dentro de esa misma “línea”, y se van complementando y ordenando las investigaciones... Bueno, sigamos. (Tengan en cuenta que soy profesor de ciencia pero no científico. No es para justificarme, es para que me ayuden con sus aportes a compensar mis carencias y mejorar la calidad que todos ustedes merecen.)
Una línea de investigación: utilizar bacterias rhizobios para fertilizar el suelo de modo natural (“biológico”). Estas bacterias son capaces de fijar (“atrapar”) el nitrógeno de la atmósfera (muy abundante y muy necesario para plantas y animales, pero que ni plantas ni animales pueden obtener directo del aire). Estas bacterias viven dentro de las raíces (por eso se las llama “rhizobios”) de ciertas plantas como la alfalfa: captan el nitrógeno y se lo pasan a la planta en la que viven, a cambio –digo yo- de “casa y comida”. La palabra que usó Vanessa para esta asociación entre estas bacterias y unas plantas como la alfalfa fue “SIMBIOSIS”. O sea, viven juntos y cada uno obtiene un beneficio, logra alguna ventaja que no lograría si viviera solo.
Aclaremos que, la palabra ‘simbiosis’ otras personas la usan con un significado más general: 2 seres vivos de distintas especies que viven juntos (asociados), más allá de si se benefician los 2 o uno solo. Entonces, habría distintos tipos de simbiosis según si se beneficia uno y el otro se perjudica (+/-), si se beneficia uno y el otro ni se beneficia ni se perjudica (+/o), o si se benefician ambos (+/+) como es el caso de las bacterias rhizobios y la alfalfa.
Cuando las raíces de la alfalfa están habitadas por estas bacterias, se le ven unas pelotitas mejor llamadas ‘nódulos’, dentro de las cuales viven esas bacterias.
Otra línea de investigación: utilizar las bacterias del intestino de las termitas para procesar compuestos de la madera en la industria del papel, sin dañar el Medio Ambiente.
Sabido es que las termitas atacan la madera porque comen madera. Pero comen madera porque tienen bacterias en su intestino que procesan la madera para alimentarse de ella, obviamente. ¡Otro caso de simbiosis.
Los científicos habrán pensado: si las termitas “emplean” esas bacterias para poder alimentarse de madera, ¿por qué no emplear nosotros también esas mismas bacterias en la trasformación industrial de la madera para la fabricación de papel de forma más “natural”, más “ecológicamente eficiente”?
En otra época, a los divulgadores de ciencias naturales les gustaba mucho mostrar cómo el hombre se inspiraba en la naturaleza para inventar y construir sus cosas. Un ejemplo de esto es un libro de 1929 titulado “Animales inspiradores del hombre” de un autor de iniciales A. C. editado por Espasa-Calpe en Madrid. Puede ser disparate pero, ¿se trata del científico argentino Angel Cabrera? Una vez más pido ayuda a los sagaces lectores...
Otra línea de investigación: qué especies de bacterias hacen simbiosis (asociación) con un árbol nativo (que ha vivido en nuestras tierras desde antes de que viniera el hombre) llamado angico (Parapiptadenia rigida). Este árbol tiene buena madera, o sea, puede ser interesante como recurso económico. Y se sabe que está relacionado ecológicamente con una comunidad de microbios que reciben comida se sus raíces. Posiblemente la bacteria Burcordelias (así me sonó cuando la escribí pero no existe en google) sea una de ellas. Es este un bonito ejemplo de estudio de ecología microbiana: este árbol potencial recurso no vive aislado: ¿cuanto influye en su vida y en su producción de madera esa comunidad de microbios con la que se asocia? ¡Nuestros valientes científicos irán aclarando (suena mejor que “desentrañando”, y más fácil de decir) semejante misterio!
Otra línea de investigación: producir un plástico biodegradable llamado químicamente polihidroxibutirato (es un polímero, o sea, muchas unidades de una sustancia unidas en una gran cadena).
Se han estudiado unas bacterias que producen el polihidro... ¡eso mismo! como una forma de almacenar energía (me hizo acordar al ATP). Cuando estas bacterias necesitan energía para algún “trabajo” que deben hacer, degradan (“rompen”) esa sustancia (el polihidro) que guardan en su interior, y así se libera la energía que necesitan para ese trabajo.
Entonces, nuestros científicos habrán pensado: ¿qué tal si usamos esa sustancia que es un plástico para hacer bolsas? Cuando ya no precisamos más las bolsas... ¡las propias bacterias se encargan de destruirlas, dicho más elegante, biodegradarlas! Otro ejemplo de “Microbios inspiradores del hombre”.
Otra línea de investigación: microbios extremos que viven en la Antártida.
Así como hay deportes extremos, hay bacterias extremas, bacterias que les gusta vivir en lugares donde ningún otro ser vivo se atreve a vivir: lugares muy salados, lugares muy “envenenados” con una sustancia llamada metano, lugares muy calientes... lugares muy fríos, como es el caso de la Antartida.
A ver si alguna vez se te ocurrió pensar: ¿cómo se produce oxígeno en la Antártida si no hay plantas? Porque recordarás que las plantas, cuando hacen la fotosíntesis, liberan oxígeno al aire.
Se conocen unas bacterias que hacen esto mismo (fotosíntesis liberando oxígeno) que se llaman cianobacterias. Sería muy interesante conocer cómo se las arreglan las cianobacterias para vivir en un lugar tan frío. ¿Qué utilidad pude tener saber esto? Los científicos se enojan cuando uno les reclama una utilidad inmediata a todo lo que hacen. Así como los profesores nos disgustamos cuando se nos pide una utilidad inmediata a todo o que enseñamos... aunque talvez en el caso de los profesores sea más comprensible la “queja” (¿?). Es fácil entender que muchas cosas útiles que logran los científicos comenzaron con estudios aparentemente inútiles. Busquemos ejemplos juntos. ¿Nos ayudan?
Otra línea de investigación: buscar microbios que disuelvan el mineral fósforo que es vital para las plantas.
Hay mucho fósforo en el suelo y es un nutriente fundamental para las plantas, pero para que ellas lo puedan absorber debe estar disuelto en el agua del suelo (o mejor dicho, soluble).
Otra línea de investigación: buscar microbios que defiendan a ciertas plantas cultivadas de un hongo que las enferma.
En lugar de usar un pesticida químico que mate al hongo patógeno (el que produce la enfermedad), es mejor para el ambiente, más “ecológicamente eficiente” usar microbios que, por ejemplo, produzcan alguna sustancia que impida que el hongo llegue a la planta y la enferme.
¿Cómo es un laboratorio que trabaja con bacterias como éste?
Debe tener balanza;
preparar “medios” para las bacterias, o sea, unos recipientes con unas sustancias donde las bacterias que se estudian vivan y se reproduzcan lo mejor posible;
distintas estufas para distintas especies de bacterias, según la temperatura que prefieran;
métodos para evitar contaminar los medios con bacterias “que andan por todos lados” pero que no deben “mezclarse” con las bacterias que se están estudiando (para lograr esto son necesarias máquinas que esterilicen, o sea, maten todas las bacterias que están en recipientes y otros materiales que se van usando para limpiarlos de microbios extraños);
y, por supuesto, se debe trabajar con mucho cuidado para que, trabajar ahí sea seguro para la salud de los propios científicos... y para la de los visitantes (como nosotros), para los vecinos y demás habitantes del planeta.
Pero después cada investigación requiere sus propios materiales, aparatos, necesidades, condiciones, como verán en los videos. Por ejemplo, un lugar donde vivan las alfalfas o los angicos que se necesitan para investigar.
Las miradas agudas de los estudiantes que me acompañaron y los propios científicos que trabajan allí o en otros laboratorios nos podrán ayudar con valiosos comentarios para que podamos ir entendiendo cómo hacen ciencia los científicos.
El punto de partida creo que ya está logrado: ¡encontramos científicos en Uruguay! Y son personas como nosotros... y parece gustarles lo que hacen... y parece gustarles compartir lo que piensan y lo que averiguan con nosotros.
Creo que nos necesitamos unos a otros, ¿no? Como los rhizobios y la alfalfa.
Después de largas esperas y sinuosos recorridos en cuanto a transporte colectivo público pero, vaya un gran reconocimiento a la ejemplar paciencia y buena onda del Sr. guarda, llegamos por fin al Instituto, como media hora más tarde de lo imaginado. Digo esto para resaltar aún mejor la disposición de los científicos que nos recibieron, cuando las visitas guiadas habían finalizado y cuando la actividad de esa jornada estaba en el ocaso. Lamento no tener el nombre del señor científico que nos recibió y nos llevó a 2 laboratorios de microbiología. Mejor dicho, nos dividimos en 2 grupos: el grupo de Pablo el adscripto fue con él a su laboratorio; “mi” grupo visitó otro laboratorio del que paso a contarles.
También lamento no tener aquí impresiones de los propios estudiantes, trabajo de ellos, apuntes completos y bien detallados, ni siquiera los nombres bien escritos de los 2 jóvenes científicos (un científico y una científica) que trabajan allí, y que con tanta amabilidad y gran disposición nos mostraron el laboratorio y todo lo que estudian en él. Aunque mi memoria conserva el nombre Vanesa para la científica, quien puso un montón de energía, paciencia y toda la intención de hacerse entender por un público no especializado, de 12 años y cansado. Vaya todo mi reconocimiento y agradecimiento.
Solo puedo brindarles ahora lo que me surge de leer mis escasas notas a más de 2 meses de la visita, un comentario desde la enseñanza de la ciencia y algunas imágenes. Prometo recabar impresiones de los estudiantes.
Visitamos un laboratorio de ecología microbiana. ¿Qué entiendo por ecología microbiana? Estudiar microbios (seres vivos microscópicos, en especial bacterias), pero no los microbios “sueltos” sino estudiando también el ambiente en el que viven; es más: qué efecto producen en ese ambiente y en otros seres vivos de ese ambiente. ¿Se entendió?
Bueno, allí se estudian microorganismos de distintos ambientes, pero principalmente bacterias del suelo, libres o asociadas a plantas.
Vanesa nos contó varias líneas de investigación que se estudian en este laboratorio. ¿Qué entiendo por línea de investigación? Sería un tema para investigar que surge entre los científicos que trabajan en ese laboratorio; ayuda a organizar las investigaciones concretas de cada científico (o grupos). De repente Vanesa está investigando algo particular pero que está dentro de una línea de investigación; y otros científicos investigan otras cosas pero dentro de esa misma “línea”, y se van complementando y ordenando las investigaciones... Bueno, sigamos. (Tengan en cuenta que soy profesor de ciencia pero no científico. No es para justificarme, es para que me ayuden con sus aportes a compensar mis carencias y mejorar la calidad que todos ustedes merecen.)
Una línea de investigación: utilizar bacterias rhizobios para fertilizar el suelo de modo natural (“biológico”). Estas bacterias son capaces de fijar (“atrapar”) el nitrógeno de la atmósfera (muy abundante y muy necesario para plantas y animales, pero que ni plantas ni animales pueden obtener directo del aire). Estas bacterias viven dentro de las raíces (por eso se las llama “rhizobios”) de ciertas plantas como la alfalfa: captan el nitrógeno y se lo pasan a la planta en la que viven, a cambio –digo yo- de “casa y comida”. La palabra que usó Vanessa para esta asociación entre estas bacterias y unas plantas como la alfalfa fue “SIMBIOSIS”. O sea, viven juntos y cada uno obtiene un beneficio, logra alguna ventaja que no lograría si viviera solo.
Aclaremos que, la palabra ‘simbiosis’ otras personas la usan con un significado más general: 2 seres vivos de distintas especies que viven juntos (asociados), más allá de si se benefician los 2 o uno solo. Entonces, habría distintos tipos de simbiosis según si se beneficia uno y el otro se perjudica (+/-), si se beneficia uno y el otro ni se beneficia ni se perjudica (+/o), o si se benefician ambos (+/+) como es el caso de las bacterias rhizobios y la alfalfa.
Cuando las raíces de la alfalfa están habitadas por estas bacterias, se le ven unas pelotitas mejor llamadas ‘nódulos’, dentro de las cuales viven esas bacterias.
Otra línea de investigación: utilizar las bacterias del intestino de las termitas para procesar compuestos de la madera en la industria del papel, sin dañar el Medio Ambiente.
Sabido es que las termitas atacan la madera porque comen madera. Pero comen madera porque tienen bacterias en su intestino que procesan la madera para alimentarse de ella, obviamente. ¡Otro caso de simbiosis.
Los científicos habrán pensado: si las termitas “emplean” esas bacterias para poder alimentarse de madera, ¿por qué no emplear nosotros también esas mismas bacterias en la trasformación industrial de la madera para la fabricación de papel de forma más “natural”, más “ecológicamente eficiente”?
En otra época, a los divulgadores de ciencias naturales les gustaba mucho mostrar cómo el hombre se inspiraba en la naturaleza para inventar y construir sus cosas. Un ejemplo de esto es un libro de 1929 titulado “Animales inspiradores del hombre” de un autor de iniciales A. C. editado por Espasa-Calpe en Madrid. Puede ser disparate pero, ¿se trata del científico argentino Angel Cabrera? Una vez más pido ayuda a los sagaces lectores...
Otra línea de investigación: qué especies de bacterias hacen simbiosis (asociación) con un árbol nativo (que ha vivido en nuestras tierras desde antes de que viniera el hombre) llamado angico (Parapiptadenia rigida). Este árbol tiene buena madera, o sea, puede ser interesante como recurso económico. Y se sabe que está relacionado ecológicamente con una comunidad de microbios que reciben comida se sus raíces. Posiblemente la bacteria Burcordelias (así me sonó cuando la escribí pero no existe en google) sea una de ellas. Es este un bonito ejemplo de estudio de ecología microbiana: este árbol potencial recurso no vive aislado: ¿cuanto influye en su vida y en su producción de madera esa comunidad de microbios con la que se asocia? ¡Nuestros valientes científicos irán aclarando (suena mejor que “desentrañando”, y más fácil de decir) semejante misterio!
Otra línea de investigación: producir un plástico biodegradable llamado químicamente polihidroxibutirato (es un polímero, o sea, muchas unidades de una sustancia unidas en una gran cadena).
Se han estudiado unas bacterias que producen el polihidro... ¡eso mismo! como una forma de almacenar energía (me hizo acordar al ATP). Cuando estas bacterias necesitan energía para algún “trabajo” que deben hacer, degradan (“rompen”) esa sustancia (el polihidro) que guardan en su interior, y así se libera la energía que necesitan para ese trabajo.
Entonces, nuestros científicos habrán pensado: ¿qué tal si usamos esa sustancia que es un plástico para hacer bolsas? Cuando ya no precisamos más las bolsas... ¡las propias bacterias se encargan de destruirlas, dicho más elegante, biodegradarlas! Otro ejemplo de “Microbios inspiradores del hombre”.
Otra línea de investigación: microbios extremos que viven en la Antártida.
Así como hay deportes extremos, hay bacterias extremas, bacterias que les gusta vivir en lugares donde ningún otro ser vivo se atreve a vivir: lugares muy salados, lugares muy “envenenados” con una sustancia llamada metano, lugares muy calientes... lugares muy fríos, como es el caso de la Antartida.
A ver si alguna vez se te ocurrió pensar: ¿cómo se produce oxígeno en la Antártida si no hay plantas? Porque recordarás que las plantas, cuando hacen la fotosíntesis, liberan oxígeno al aire.
Se conocen unas bacterias que hacen esto mismo (fotosíntesis liberando oxígeno) que se llaman cianobacterias. Sería muy interesante conocer cómo se las arreglan las cianobacterias para vivir en un lugar tan frío. ¿Qué utilidad pude tener saber esto? Los científicos se enojan cuando uno les reclama una utilidad inmediata a todo lo que hacen. Así como los profesores nos disgustamos cuando se nos pide una utilidad inmediata a todo o que enseñamos... aunque talvez en el caso de los profesores sea más comprensible la “queja” (¿?). Es fácil entender que muchas cosas útiles que logran los científicos comenzaron con estudios aparentemente inútiles. Busquemos ejemplos juntos. ¿Nos ayudan?
Otra línea de investigación: buscar microbios que disuelvan el mineral fósforo que es vital para las plantas.
Hay mucho fósforo en el suelo y es un nutriente fundamental para las plantas, pero para que ellas lo puedan absorber debe estar disuelto en el agua del suelo (o mejor dicho, soluble).
Otra línea de investigación: buscar microbios que defiendan a ciertas plantas cultivadas de un hongo que las enferma.
En lugar de usar un pesticida químico que mate al hongo patógeno (el que produce la enfermedad), es mejor para el ambiente, más “ecológicamente eficiente” usar microbios que, por ejemplo, produzcan alguna sustancia que impida que el hongo llegue a la planta y la enferme.
¿Cómo es un laboratorio que trabaja con bacterias como éste?
Debe tener balanza;
preparar “medios” para las bacterias, o sea, unos recipientes con unas sustancias donde las bacterias que se estudian vivan y se reproduzcan lo mejor posible;
distintas estufas para distintas especies de bacterias, según la temperatura que prefieran;
métodos para evitar contaminar los medios con bacterias “que andan por todos lados” pero que no deben “mezclarse” con las bacterias que se están estudiando (para lograr esto son necesarias máquinas que esterilicen, o sea, maten todas las bacterias que están en recipientes y otros materiales que se van usando para limpiarlos de microbios extraños);
y, por supuesto, se debe trabajar con mucho cuidado para que, trabajar ahí sea seguro para la salud de los propios científicos... y para la de los visitantes (como nosotros), para los vecinos y demás habitantes del planeta.
Pero después cada investigación requiere sus propios materiales, aparatos, necesidades, condiciones, como verán en los videos. Por ejemplo, un lugar donde vivan las alfalfas o los angicos que se necesitan para investigar.
Las miradas agudas de los estudiantes que me acompañaron y los propios científicos que trabajan allí o en otros laboratorios nos podrán ayudar con valiosos comentarios para que podamos ir entendiendo cómo hacen ciencia los científicos.
El punto de partida creo que ya está logrado: ¡encontramos científicos en Uruguay! Y son personas como nosotros... y parece gustarles lo que hacen... y parece gustarles compartir lo que piensan y lo que averiguan con nosotros.
Creo que nos necesitamos unos a otros, ¿no? Como los rhizobios y la alfalfa.
Video: Archivo Ciencia20
Música: Solo del baterista de jazz Max Roach (1978)